El polémico cantante, siempre ha sido un foco problemático para los músicos de los que se ha rodeado, que supongo que tuvieron paciencia infinita para tratar con él, y siempre valorando en la balanza de que tenía un talento grandísimo que muy pocos cantantes podrían ofrecer. No tenía la mejor voz del mundo, pero el tipo tenia un timbre personal (a pesar de que en sus inicios se le tachara directamente de clon de Eddie Vedder) y una capacidad enorme para transmitir, cantaba con verdadero sentimiento. Otra virtud en la que destacaba Weiland era en esa tremenda facilidad que tenía para sacar melodías prácticamente de la nada. Curiosamente, uno de los trabajos más denostados de su carrera con Stone Temple Pilots ("Shangri-la Dee Da" 2001) es una auténtica joya en la capacidad melódica de un cantante, que estaba tremendamente influenciado por David Bowie o Jim Morrison. El pobre de Weiland se ha llevado múltiples críticas durante toda su carrera, pero no olvidemos que Stone Temple Pilots, a pesar de que probablemente alguno de sus álbumes no han pasado demasiado bien el test del tiempo (algunos están demasiado anclados a una época en concreto) siempre fueron multiventas, y todos sus álbumes tienen momentos muy destacables. De hecho mis canciones favoritas de Stone Temple Pilots, no han sido nunca sus canciones más exitosas, esas que sonaban en la radio a diario a mediados de los 90, sino joyas ocultas como "Piece of Pie", "Ride The Cliché" o "Still Remains", por decir algunas a bote pronto.

Fueron un gran grupo, muy vilipendiado por algunos sectores que nunca quisieron encajar al grupo dentro de la ola Grunge o que les acusaban de subirse al carro, pero creo firmemente que se pueden considerar unos clásicos de su época, una época que probablemente haya sido el último big bang dentro del Rock, aquellos años 90, sobre todo en su primera mitad donde cada banda nueva que surgía te sorprendía, atrapaba y te marcaba de por vida. Para mi gusto, Stone Temple Pilots fueron una de esas bandas. De su hard rock clásico disfrazado de rock alternativo mostrado en "Core", perfeccionaron la fórmula para hacerla más accesible, ganando en intensidad y dramatismo con "Purple". Desconcertaron a sus más cerrados seguidores y nos engatusaron a los que bebíamos de más fuentes con el sorprendente "Tiny Music...", un álbum con un tratamiento diferente en el que empezamos a ver los grandes escritores de temas eminentemente pop que eran los hermanos De Leo junto con el talento de Weiland a la hora de escribir melodías. Trataron de volver a la dureza con "4", que no dejaba de tener canciones enormes que recordaban a su primera época como "Down" o "No Way Out" junto con auténticas joyas pop como "Sour Girl" o "I Got You", y terminando con la épica "Atlanta", una de las mejores interpretaciones de Weiland a lo largo de su carrera. El citado anteriormente "Sangri-la Dee Da", también es otra memorable colección de canciones que merece varias escuchas por parte del oyente inquieto que gusta de escarbar en unas canciones que podrían pasar desapercibidas en un primer momento.

Después vino su aventura con Velvet Revolver, un supergrupo con varios ilustres ex-miembros de una de las bandas más grandes de la historia, Guns N' Roses. Los discos de Velvet Revolver podrían haber sido mejores, pero también hay que decir que son mejores que lo que algunos puedan creer. El problema, bajo mi punto de vista, es que la cosa funcionaba cuando se apreciaba el toque de Slash, con esos riffs más callejeros que le daban algún toque sleazy, que combinado con un cantante tan versátil como Weiland realmente destacaba. Eso se podía apreciar en temas como "Slither", "Let It Roll", "Set Me Free", "Sucker Train Blues", "Falling To Pieces" o "She Builds Quick Machines". Cuando no era así, Velvet Revolver se convertían en un grupo que era peor que lo que ofrecían Stone Temple Piltos. La excéntrica personalidad de Weiland terminó minando la paciencia de Slash y Duff y la aventura apenas dio para dos discos. Lo interesante de este caso fue ver la explosión definitiva del rol de Rockstar de Weiland, totalmente alejada de lo que era ser un cantante de la era alternativa, y que fue creciendo poco a poco con el paso del tiempo. Probablemente estuviéramos ante uno de los últimas estrellas del Rock que quedaban en el panorama. Todo eso lo encauzó muy bien en el último disco que grabaron Stone Temple Pilots, homónimo y que no dejaba de ser un disco de auténtico hard rock, en el que incluso se ponía más énfasis en la influencia de David Bowie. Yo creo que se fueron a lo grande, con un buen disco que paso muy desapercibido.
Se va uno de los grandes de los 90, por mucho que algunos no lo quieran ver o que intenten desprestigiar a un músico que formó parte de unos años irrepetibles. DEP.

























