martes, 13 de octubre de 2015

CRÍTICA: QUEENSRYCHE - "Condition Hüman" (2015)


En 1991, servidor contaba con 16 años de edad, y digamos que Queensrÿche eran uno de mis grupos de cabecera. Eran los días de "Empire" y hacía poco que había escuchado su obra maestra "Operation: Mindcrime", por lo que digamos que estaba inmerso en su etapa más gloriosa. Al éxito de crítica, se le unieron las ventas, la lluvia de premios y reconocimiento, las giras llenando pabellones...recuerdo esa etapa con mucha intensidad, porque realmente era muy fan de Queensrÿche. Recuerdo un poster en mi habitación con la banda al completo, camisetas con el majestuoso símbolo del grupo, devorar una y otra vez el VHS de "Operation: LIVEcrime", la larga espera y la emoción cuando compré la continuación de "Empire", el introspectivo "Promised Land" (1994) que a la larga fué el último gran trabajo del grupo...y después de eso...pues les perdí la pista, como seguramente la mayoría de sus fans. La oleada Grunge se llevó todo por delante, no sólo para los grupos de Hard Rock festivo y lleno de laca tipo Poison y Bon Jovi...no digamos ya para un grupo de Metal Progresivo. Y más cuando tus nuevos trabajos no encajan en ningún sitio y no tienen la inspiración de antaño. Si a la crisis creativa, se une la fuga de uno de tus principales compositores (Chris DeGarmo) y bandas que rivalizan por el trono del Metal Progresivo te adelantan a velocidad de crucero por la derecha (Dream Theater) tienes un cocktail explosivo de desembocó en una de las más rocambolescas disputas dentro de una banda de Rock que se recuerde. Por el camino quedaron irregulares segundas partes de clásicos imperecederos ("Operation: Mindcrime II"), trabajos que no estaban mal del todo ("American Soldier") o directamente uno de los peores que han parido ("Dedicated To Chaos"), discos en los que Geoff Tate tomaba todas las riendas compositivas y dicen las malas lenguas que lo hacía bajo una actitud dictatorial.
Geoff Tate (cantante y principal compositor) por un lado y el resto de miembros originales por otro, cayeron en una espiral de disputas y discusiones (¡¡incluso con cuchillos de por medio!!), tensiones extremas que acabaron con el bochornoso desenlace en el cual se ha visto manchado el nombre del grupo, precisamente por la lucha del nombre en cuestión. Finalmente el resto de miembros originales (Michael Wilton, Eddie Jackson y Scott Rockenfield) ficharon al cantante Todd LaTorre, cuyo timbre de voz es exageradamente idéntico al original de Geoff Tate e hicieron previas giras dando a los fans lo que estaban reclamando a gritos: vuelta al sonido original del grupo, regreso al Heavy Metal sofisticado...recrear principalmente el repertorio de los cinco primeros álbumes del grupo. Mientras Tate, aparte de sacar otro disco bajo el nombre de Queensrÿche (debe ser la primera vez que se editan dos álbumes con el mismo nombre y con formaciones distintas) montó su grupo paralelo, Operation Mindcrime, con los que dar rienda suelta a su creatividad, explorando nuevos sonidos, alejándose cada vez más del Heavy Metal. Parece que los fans del grupo se han dividido irremediablemente...o estás de parte de Tate o de los otros tres miembros originales. Y está claro que la mayoría del público ha elegido la segunda opción, los que mantienen el nombre y los que han vuelto ha enderezar el rumbo que se empezó a torcer después de la edición de "Promised Land".
 
Ya mostraron sus cartas en el debut de LaTorre en 2013 ("Queensrÿche"), volviendo a unos riffs más cortantes, más elaborados, dejando atrás esa manía de escatimar notas y simplificar las partes de guitarra e incluso imprimiendo más velocidad a las canciones. El problema era que el disco era demasiado corto y parece que fue hecho con prisas, con tal de arrebatar a Tate el privilegio de editar el disco primero (recordemos que los dos discos salieron con el mismo nombre, a pesar de ser formaciones distintas). Aún así, resulto conciliador volver a escuchar a un grupo que parecía que se había enterrado solo en los últimos años, echando por borda todo el trabajo y la reputación anterior, volviendo a su sonido más reconocible, aunque tengan que fichar a un imitador de su cantante original.
Han pasado dos años, y parece que la banda ha terminado por asentarse (la carretera hace mucho) y se han tomado la composición de este disco con mucha más calma, lo cual ha sido totalmente beneficioso. Estamos probablemente ante el mejor disco de Queensrÿche desde hace 20 años, superando con creces a la última etapa con Tate y al debut de LaTorre. Sin embargo también he de decir, que no supera ni en broma a la época de esplendor cuando la mayoría de las composiciones las firmaban DeGarmo y un Geoff Tate en su mejor etapa creativa. Las cosas como son, aquí no hay ningún "Revolution Calling", "Silen Lucidity", "Best I Can", "Eyes of a Stranger", "Queen of the Reich" o un "Take Hold of the Flame", pero en su lugar tenemos una colección de canciones que rememoran las mejores etapas del grupo en su máximo esplendor. Volvemos al Metal Progresivo cercanos al Power Metal en cortes como la inicial "Arrow of Time" con un estribillo que realmente es efectivo y pegadizo, y con un Scott Rockenfield a la batería tremendo (atentos a como maneja el bombo). En "Hellfire" LaTorre directamente lo borda...la verdad es que muchas veces da la sensación de que es mejor cantante que Tate, perdiendo el dramatismo que tenía éste, pero ganando mucha potencia vocal...un cantante con un timbre más enérgico que ha hecho despertar a la banda. Este corte concretamente podría haber aparecido perfectamente en “Operation: Mindcrime” y no habríamos notado la diferencia...no llega al nivel de sus más grandes temas, pero es una gran canción sin duda. Lo mismo podría aplicarse a "Selfish Lives" que nos trae al recuerdo los grandes temas de "Empire". Los guitarristas llenan de fuerza la canción, doblando guitarras, creando armonías y haciendo grandes solos, dejando atrás la racanería compositiva de la última etapa con Tate, quitando protagonismo a la guitarra. En estos nuevos Queensrÿche ocurre todo lo contrario, las guitarras han sido el principal recurso para sacar sus canciones adelante, que se basan en las progresiones que hacen tanto Michael Wilton como Parker Lundgren y no en un ritmo repetitivo de bajo y batería, que al contrario de lo que pueda parecer, es donde se luce Scott Rockenfield a la batería. Canciones rápidas y dinámicas, no como las últimas y soporíferas composiciones de Geoff Tate. "Bulletproof" quizás hubiera sido un éxito en otra era, la clásica power ballad con estribillo matador, con un LaTorre imperial que maneja la voz a su antojo. En "Hourglass", quizás se puede apreciar la parte más experimental de los últimos años, pero con unos cambios de ritmo interesantes...quizás la última parte del disco sea la más floja y decaiga. Cuando se apartan de la vertiente más directa de Queensrÿche, es dónde se echa más en falta la experimentación de un Chris DeGarmo o del Tate más inspirado. "Condition Hüman" (el tema que cierra el disco), no sé si trata de emular la canción "Suite Sister Mary" pero en comparación sale mal parada...demasiados cambios de ritmo que no tienen el atractivo de otras composiciones similares...quizás por ser la última puede que no le prestemos la atención que debiera...o es que realmente es un intento fallido, que es lo más probable.
En conclusión, tenemos a una banda que parece querer recuperar el crédito y sobre todo el tiempo perdido, dando a entender que el verdadero lastre era Geoff Tate. Una vez solucionado el problema han optado por volver sobre sus propios pasos y con más aciertos que desaciertos (que los hay), parece que vuelven a recuperar a unos fans y que esos fans vuelvan a recuperar a una banda que ha facturado música de mucha calidad, ocupando un hueco en el que hace años fueron pioneros, el Metal Progresivo, bien hecho, con detalles. Lo consiguen, pero dejando claro que la época irrepetible quedó atrás, y eso lo deberían tener bien claro la mayoría de sus seguidores. Ni ellos son los mismos ni nosotros somos los mismos, los tiempos han cambiado y mientras sigan editando discos interesantes como éste, su trabajo puede darse por más que bueno.

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