¿Quién no ha ido a Benidorm? Y os digo una cosa, todo el mundo pone a parir a Benidorm, que si es un sitio cutre, que es agobiante...no queda nada bien decir en según que círculos que has ido a Benidorm. Es cierto que yo no aguanto actualmente allí poco más de 4 días, pero estoy seguro que nadie me va a negar esto: aquello te ofrece ENTERTAINMENT en cantidades industriales. ¿Ocio? Todo el que quieras. Bares, discotecas, terrazas, sitios para cenar, playa, cachondeo...vamos el paraíso ideal para ir con los amigos a hacer el cazurro cuando tienes 20 años y eres un insensato. Lo triste es que no es mi caso, pero yo ya lo disfruté en su día...ahora digamos que cuando voy disfruto (a ratos) de mis ejercicios de contemplación del panorama, ya que lo que te ofrece Benidorm es HIJOPUTAS por doquier. Este año nada más llegar, estábamos parados en un semáforo a punto de llegar a nuestro alojamiento, y nos encontramos con el siguiente sujeto, cruzando la calle como si estuviera por el salón de su casa: faz agitanada, cara de tener pocas inquietudes culturales, andares despreocupados y una camiseta-top que le hacía lucir una enorme y prominente barriga al sol. Sí, como si no pasara nada. Si eso queda feo verlo en una mujer, imaginaros como es verlo en un hombre, y con semejante percha. Así es Benidorm...y tipos así, despreocupados, como si la opinión de los demás y su propia imagen realmente les importara un rábano, te los vas a encontrar a patadas. Y si tú te lo propones, puedes llegar a disfrutar mucho de semejante experiencia.
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| ¿Y dónde está la diversión aquí? ¡¡Que alguien me lo explique!! |
Lamentablemente, los años no perdonan, y mi disco duro cerebral no está capacitado actualmente para recopilar mentalmente todos y cada uno de los HIJOPUTAS que te encuentras en tan bendito lugar, simplemente acabas saturado y desbordado. Así a bote pronto, sólo recuerdo a un mamarracho bailando en la playa a decenas de metros de una clase de zumba pública. Sí, los demás también estaban haciendo el ridículo a plena luz del día, pero al menos estaban juntos y quieras o no se escondían unos detrás de otros, pero éste estaba él sólo...totalmente sólo haciendo el canelo. Para colmo delante de su padre. Y no estamos hablando de un quinceañero...que vá, este tío tenía 40 tacos tranquilamente. Es la típica escena en la que sufres una vergüenza ajena tan grande, que lo único a lo que puedes optar es ir rápidamente a darte un baño para olvidar eso de inmediato.
Como os he dicho, no recuerdo nada más...probablemente uno de los HIJOPUTAS más grandes que jamás he visto, ha sido en Benidorm, pero hace ya muchos años. Mi padre y yo simplemente nos descojonamos en su cara...el hombre salió de la playa como si fuera Godzilla, ataviado con un equipo de buceo cutre, consistente en dos aletas de rana para los pies, unas gafas de buceo con su correspondiente tubito respiratorio y lo más espectacular del atuendo....¡¡un machete!! ¡¡ojo!! ¡¡Be careful!! Pero a dónde vas, alma de cántaro...¿que te vas a encontrar en la playa de Poniente de Benidorm?...¿una bolsa del Lidl? ¿una señora entrada en años que huye de la jauría de sus compañeras de generación en busca de un hueco de arena para la toalla? Seamos serios, no te hace falta un machete para ir a la playa de Benidorm. Simplemente con un ejemplar de As o Pronto es más que suficiente.

PD: uno de los mayores HIJOPUTAS que he visto este verano, ha sido en el Parque de Atracciones de Madrid. Porque llevar un tatuaje del escudo del Barça, pero tan mal hecho que pierdo su forma habitual para convertirse en prácticamente un círculo, es bastante chocante. Y si en el otro brazo supuestamente llevas un tatuaje del retrato de tu hija pequeña, tan mal hecho que parece la niña del exorcista, pues no te da puntos para salir en las revistas de tendencias. Tatuajes...hoy en día se han convertido en una aberración. Antiguamente, el llevar un tatuaje te convertía en el más duro del lugar...posiblemente, el llevar un tatuaje en estos tiempos que corren (y a ejemplos como éste me remito) puede que te convierta en el más gañán del lugar. Desde luego, ser rebelde en 2015 es no hacerte un tatuaje.

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