viernes, 23 de octubre de 2015

CRÍTICA: CASABLANCA - Miskatonnic Graffiti (2015)

Casablanca son una de las grandes bandas de Hard Rock que han surgido en Europa (Suecia concretamente) en los últimos años y que parece que poca gente en el continente se ha percatado de ello. Claramente diferenciados de los numerosos grupos eminentemente AOR como H.E.A.T o Work of Art y lejos también del revival setentero de bandas como The Temperance Movement o The Answer y por supuesto nada que ver con toques más modernos como Royal Blood. Casablanca van a su bola a medio camino entre el Hard Rock más clásico de los 80 heredero de Def Leppard o el aroma popero de gente como Cheap Trick. Tras dos buenísimos discos como el debut "Apocalyptic Youth" y "Riding a Black Swan", Casablanca se enfrentaban a un hándicap que parecía importar mucho en el posterior desarrollo de su carrera: la baja de su principal atractivo, el guitarrista norteamericano Ryan Roxie, cuyos compromisos con Alice Cooper le impedían dedicarse por completo a la emergente banda sueca. Esto suponía un problema para la banda, ya que les impedía girar con regularidad para darse a conocer.

Casablanca, aún con Ryan Roxie en sus filas

Sorprendentemente, y a pesar de que  han perdido parte el toque americano con la baja de Roxie (aspecto muy distinguible en una música como el Hard Rock), Casablanca han conseguido salir airosamente del envite y han grabado un álbum magnífico en todos los sentidos. Magnífico porque el listón que tenían era muy alto, y a pesar de que sigo prefiriendo los dos primeros discos, hay algo oculto en este álbum que inquieta y seduce. Puede que sea que las composiciones sean más melancólicas, que se hayan esmerado en darle un toque más personal a su música o que se hayan soltado amarras a cierto sonido que podría haberles encasillado demasiado pronto. Suenan frescos, para nada anclados en una determinada época y con suficiente gancho para arrastrar tanto a veteranos fans como a nuevas hordas de chavales que deberían vociferar sus himnos, y os puedo asegurar que los tienen.

Cuando nos llegaron las primeras informaciones del nuevo álbum, las cuales decían que Casablanca estaba planeando coquetear con el Rock Progresivo y que cuyo disco iba a ser conceptual, basado en una historia de H.P. Lovecraft, muchos se echaron las manos a la cabeza. La verdad es que la idea en un principio era difícil de asimilar, sobre todo escuchando esa joya que es "Apocalyptic Youth", un disco lleno de canciones aptas para atronar en cualquier FM. Cualquier duda queda despejada inmediatamente con la primera canción del disco: "Enter The Mountain". Una suite de 10 minutos en la que Casablanca sorprenden iniciando un tema que bien podrían haber firmado los Black Sabbath del primer disco, con ese tono tenue, siniestro y la cada vez más atractiva voz del cantante Anders Ljung, para luego progresar en un impresionante riff y un desarrollo que de verdad quita el hipo, te despierta de la inquietud inicial del tema, de lo misterioso que suena para dejarte las cosas claras desde un principio. Le sigue un tema más directo, con influencia del Rock de los 70 como "Closer", con ese riff que vagamente recuerda al "School's Out" de Alice Cooper y comandado por un órgano Hammond. Como he dicho antes, suenan menos americanos y quizás más Thin Lizzy. Cortes como "This Is Tomorrow" no hace más que confirmar que la baja de Ryan Roxie no les ha afectado en nada, porque la calidad sigue estando ahí. Un tema intenso, cuyo estribillo es simplemente embriagador. Pero para mí la joya de la corona llega con el tema "Re: Old Money". Inmenso. Colosal. Que puedo decir, esta banda me puede. La personalísima voz de Anders Ljung, que no destaca por su potencia vocal, pero sí con esos matices, detalles y carisma que pocos cantantes poseen y que los hace únicos. El tema creo que le debe mucho a los The Cult de la época pseudo-gótica de discos como "Love". Un ritmo marcado por un bajo penetrante que cuando llega el in crescendo del estribillo, adornados con esos coros, explota en nuestros oídos con toda su intensidad. Me parece una delicatessen, una exquisitez. Lo mismo puedo decir del tema "Sister", lleno de melancolía que incluso puede llegar a recordar a bandas como HIM, alejados totalmente del espíritu Cheap Trick que asomaba en su primer disco. Un tema lleno de un tono dramático, épico en la que toda la banda pone todo su talento al servicio de la canción....Anders Ljung hace el resto. Esto en mi mundo ideal es lo que se dice un hit. "Name Rank Serial Killer" juguetea con el sonido sleazy, con el guitarrista Erik Stenemo juguetando con el slide guitar. Y "Miskatonic Graffiti" es la canción pop del disco, pero con un tono más gris e introspectivo, si formara parte del catálogo de Manic Street Preachers no desentonoría nada. Lo mejor es el ritmo de batería de la bellísima y enigmática Josephine Forsman, que está impecable en todo el álbum, como siempre. "She Was The One" es la mejor balada que han grabado nunca y el álbum se cierra con otro ejercicio de Rock Progresivo llamado "Exit The Mountain", en la que destaca principalmente la primera parte de la canción, con ese ritmo guitarrero tan 80's.

Casablanca deberían salir con este álbum a comerse el mundo, ahora desligados de las ataduras que tenían manteniendo a Ryan Roxie. Nos encontramos con una banda con mucha clase, que podría gustar a un público muy amplio y que nadie parece haberse dado cuenta.

lunes, 19 de octubre de 2015

OPINIÓN: Daredevil, la serie, por fín llega a España

Con el inminente desembarco de Netflix en España, aprovechamos la ocasión para reivindicar y recomendar uno de sus principales activos: la serie de Daredevil, el mítico personaje de Marvel.

Daredevil siempre ha sido un personaje oscuro, no tan expuesto mediáticamente como Iron Man o Spiderman. De hecho, su explosión en el mundo del cómic, a nivel de popularidad y de crítica, no vino hasta que Frank Miller si hizo cargo de la publicación en los 80. Antes estuvo bastantes años publicándose sin pena ni gloria, como si hacerse cargo de Daredevil fuese mero entrenamiento y formación para guionistas y dibujantes, a espera de que les llegasen ofertas para otras publicaciones más exitosas.

Sin embargo, un personaje tan oscuro y tan alejado del prototipo de superhéroe que impera en Marvel, esa devoción de "héroe de culto" y que no haya sido explotado hasta la saciedad por Disney para el mercado eminentemente infantil, ha hecho que Marvel, como productora, pueda sacar todo el jugo y la esencia al personaje. Y para ello lo ha hecho a través de Netflix, sabiendo que una serie con ese ambiente tan lúgubre, sucio, cruel y callejero que se muestra, difícilmente podría ser emitido en una cadena convencional de televisión, ya sea pública o privada. Olvidaos de la horrible pelicúla con Ben Affleck en 2003, porque esta serie no tiene nada que ver con ella, afortunadamente.

Todos los detalles que espera el lector asiduo de la mejor etapa de Daredevil están aquí: los bajos fondos de una sociedad decadente, la necesidad imperiosa del protagonista por impartir justicia, lo poca decencia moral de la sociedad y sobre todo una historia bien hilada. Y con un tono (salvando naturalmente todo lo que un héroe o justiciero con facultades, digamos sobrenaturales, podría tener) realista. Aquí no hay seres de otros planetas ni poderes mágicos. Y es de agradecer, sobre todo por la enorme saturación de imposibles que estamos recibiendo en el mundo del cine con todo el apogeo de cine superheroíco y de ciencia ficción. Daredevil, más que una historia de superhéroes es una historia de cine negro, de como un hombre busca desesperadamente por hacer de su ciudad tenga esperanza y no se vea abocada a las mafias e intereses de los más poderosos, siempre manejando los hilos desde las sombras.

Lo mejor de todo, sin duda, es Vincent D'Onofrio en el papel de Wilson Fisk (Kingpin en los cómics). Seguramente, sea el papel de su vida junto con el celebérrimo "Soldado Patoso" de "La Chaqueta Metálica" de Stanley Kubrick. El personaje de Fisk está construido a prueba de bombas, en la que se nos muestra un hombre cruel, firme y sin escrúpulos, pero también con sus inseguridades, debilidades y pequeños flashbacks que nos ayudan a comprender por qué es así. Matt Murdock está interpretado por el británico Charlie Cox, en otra interpretación también bastante convincente, humanizando a Murdock, el abogado ciego que defiende a los débiles y las buenas causas, y endureciendo a Daredevil, haciendo que sus enemigos y adversarios sientan pavor inmediato. Personajes secundarios pero no menos importantes como Foggy Nelson, Karen Page o Ben Urich también está magníficamente retratados y sus papeles son determinantes en esta historia, no son meras comparsas sólo para encandilar a los lectores del cómic original, como ocurre en otras series o películas.

No se me ocurre otro actor que pueda encarnar mejor al Kingpin.
El tono oscuro nada tiene que envidiar al Batman de Nolan y desde luego las coreografías en las escenas de lucha son infinitamente mejores que en las películas de Batman (asignatura pendiente que le quedó a Nolan). A destacar, como bien sabrán muchos, la impresionante escena en el pasillo tomada en una sola secuencia plano. Quizás trucada, pero les ha quedado de sobresaliente.

Supongo que la gran mayoría ya habrá visto la serie, y seguramente en versión original, ya que siendo exclusividad de Netflix, ningún canal ha podido emitirla. Esperemos que el doblaje haga justicia (seguramente sí, hay muy buenos dobladores en este país) pero no sé hasta que punto Netflix invertirá en ello, y la calidad del producto se resienta. Yo particularmente ya no concibo una segunda temporada con otras voces, aún retumban en mi cabeza el solemne tono profundo de Wilson Fisk, sin duda, la estrella de todo el cotarro.

Conclusión, estamos quizás ante el mejor producto que ha sacado Marvel para cine o series de TV junto a "Los Vengadores" y "Capitán América: Soldado de Invierno", y seguramente estemos ante la mejor serie de superhéroes, muy por encima de "Arrow" (cuya última temporada ha sido decepcionante), "Flash" o "Smallville". Desde luego, al ser una serie no orientada para todos los públicos ha jugado a su favor. Esperemos que la segunda temporada nos deje tan buen sabor de boca como esta primera, y sobre todo, que no alarguen las tramas inútilmente, ya que esta han sabido manejar los tiempos con absoluta maestría.

martes, 13 de octubre de 2015

CRÍTICA: QUEENSRYCHE - "Condition Hüman" (2015)


En 1991, servidor contaba con 16 años de edad, y digamos que Queensrÿche eran uno de mis grupos de cabecera. Eran los días de "Empire" y hacía poco que había escuchado su obra maestra "Operation: Mindcrime", por lo que digamos que estaba inmerso en su etapa más gloriosa. Al éxito de crítica, se le unieron las ventas, la lluvia de premios y reconocimiento, las giras llenando pabellones...recuerdo esa etapa con mucha intensidad, porque realmente era muy fan de Queensrÿche. Recuerdo un poster en mi habitación con la banda al completo, camisetas con el majestuoso símbolo del grupo, devorar una y otra vez el VHS de "Operation: LIVEcrime", la larga espera y la emoción cuando compré la continuación de "Empire", el introspectivo "Promised Land" (1994) que a la larga fué el último gran trabajo del grupo...y después de eso...pues les perdí la pista, como seguramente la mayoría de sus fans. La oleada Grunge se llevó todo por delante, no sólo para los grupos de Hard Rock festivo y lleno de laca tipo Poison y Bon Jovi...no digamos ya para un grupo de Metal Progresivo. Y más cuando tus nuevos trabajos no encajan en ningún sitio y no tienen la inspiración de antaño. Si a la crisis creativa, se une la fuga de uno de tus principales compositores (Chris DeGarmo) y bandas que rivalizan por el trono del Metal Progresivo te adelantan a velocidad de crucero por la derecha (Dream Theater) tienes un cocktail explosivo de desembocó en una de las más rocambolescas disputas dentro de una banda de Rock que se recuerde. Por el camino quedaron irregulares segundas partes de clásicos imperecederos ("Operation: Mindcrime II"), trabajos que no estaban mal del todo ("American Soldier") o directamente uno de los peores que han parido ("Dedicated To Chaos"), discos en los que Geoff Tate tomaba todas las riendas compositivas y dicen las malas lenguas que lo hacía bajo una actitud dictatorial.
Geoff Tate (cantante y principal compositor) por un lado y el resto de miembros originales por otro, cayeron en una espiral de disputas y discusiones (¡¡incluso con cuchillos de por medio!!), tensiones extremas que acabaron con el bochornoso desenlace en el cual se ha visto manchado el nombre del grupo, precisamente por la lucha del nombre en cuestión. Finalmente el resto de miembros originales (Michael Wilton, Eddie Jackson y Scott Rockenfield) ficharon al cantante Todd LaTorre, cuyo timbre de voz es exageradamente idéntico al original de Geoff Tate e hicieron previas giras dando a los fans lo que estaban reclamando a gritos: vuelta al sonido original del grupo, regreso al Heavy Metal sofisticado...recrear principalmente el repertorio de los cinco primeros álbumes del grupo. Mientras Tate, aparte de sacar otro disco bajo el nombre de Queensrÿche (debe ser la primera vez que se editan dos álbumes con el mismo nombre y con formaciones distintas) montó su grupo paralelo, Operation Mindcrime, con los que dar rienda suelta a su creatividad, explorando nuevos sonidos, alejándose cada vez más del Heavy Metal. Parece que los fans del grupo se han dividido irremediablemente...o estás de parte de Tate o de los otros tres miembros originales. Y está claro que la mayoría del público ha elegido la segunda opción, los que mantienen el nombre y los que han vuelto ha enderezar el rumbo que se empezó a torcer después de la edición de "Promised Land".
 
Ya mostraron sus cartas en el debut de LaTorre en 2013 ("Queensrÿche"), volviendo a unos riffs más cortantes, más elaborados, dejando atrás esa manía de escatimar notas y simplificar las partes de guitarra e incluso imprimiendo más velocidad a las canciones. El problema era que el disco era demasiado corto y parece que fue hecho con prisas, con tal de arrebatar a Tate el privilegio de editar el disco primero (recordemos que los dos discos salieron con el mismo nombre, a pesar de ser formaciones distintas). Aún así, resulto conciliador volver a escuchar a un grupo que parecía que se había enterrado solo en los últimos años, echando por borda todo el trabajo y la reputación anterior, volviendo a su sonido más reconocible, aunque tengan que fichar a un imitador de su cantante original.
Han pasado dos años, y parece que la banda ha terminado por asentarse (la carretera hace mucho) y se han tomado la composición de este disco con mucha más calma, lo cual ha sido totalmente beneficioso. Estamos probablemente ante el mejor disco de Queensrÿche desde hace 20 años, superando con creces a la última etapa con Tate y al debut de LaTorre. Sin embargo también he de decir, que no supera ni en broma a la época de esplendor cuando la mayoría de las composiciones las firmaban DeGarmo y un Geoff Tate en su mejor etapa creativa. Las cosas como son, aquí no hay ningún "Revolution Calling", "Silen Lucidity", "Best I Can", "Eyes of a Stranger", "Queen of the Reich" o un "Take Hold of the Flame", pero en su lugar tenemos una colección de canciones que rememoran las mejores etapas del grupo en su máximo esplendor. Volvemos al Metal Progresivo cercanos al Power Metal en cortes como la inicial "Arrow of Time" con un estribillo que realmente es efectivo y pegadizo, y con un Scott Rockenfield a la batería tremendo (atentos a como maneja el bombo). En "Hellfire" LaTorre directamente lo borda...la verdad es que muchas veces da la sensación de que es mejor cantante que Tate, perdiendo el dramatismo que tenía éste, pero ganando mucha potencia vocal...un cantante con un timbre más enérgico que ha hecho despertar a la banda. Este corte concretamente podría haber aparecido perfectamente en “Operation: Mindcrime” y no habríamos notado la diferencia...no llega al nivel de sus más grandes temas, pero es una gran canción sin duda. Lo mismo podría aplicarse a "Selfish Lives" que nos trae al recuerdo los grandes temas de "Empire". Los guitarristas llenan de fuerza la canción, doblando guitarras, creando armonías y haciendo grandes solos, dejando atrás la racanería compositiva de la última etapa con Tate, quitando protagonismo a la guitarra. En estos nuevos Queensrÿche ocurre todo lo contrario, las guitarras han sido el principal recurso para sacar sus canciones adelante, que se basan en las progresiones que hacen tanto Michael Wilton como Parker Lundgren y no en un ritmo repetitivo de bajo y batería, que al contrario de lo que pueda parecer, es donde se luce Scott Rockenfield a la batería. Canciones rápidas y dinámicas, no como las últimas y soporíferas composiciones de Geoff Tate. "Bulletproof" quizás hubiera sido un éxito en otra era, la clásica power ballad con estribillo matador, con un LaTorre imperial que maneja la voz a su antojo. En "Hourglass", quizás se puede apreciar la parte más experimental de los últimos años, pero con unos cambios de ritmo interesantes...quizás la última parte del disco sea la más floja y decaiga. Cuando se apartan de la vertiente más directa de Queensrÿche, es dónde se echa más en falta la experimentación de un Chris DeGarmo o del Tate más inspirado. "Condition Hüman" (el tema que cierra el disco), no sé si trata de emular la canción "Suite Sister Mary" pero en comparación sale mal parada...demasiados cambios de ritmo que no tienen el atractivo de otras composiciones similares...quizás por ser la última puede que no le prestemos la atención que debiera...o es que realmente es un intento fallido, que es lo más probable.
En conclusión, tenemos a una banda que parece querer recuperar el crédito y sobre todo el tiempo perdido, dando a entender que el verdadero lastre era Geoff Tate. Una vez solucionado el problema han optado por volver sobre sus propios pasos y con más aciertos que desaciertos (que los hay), parece que vuelven a recuperar a unos fans y que esos fans vuelvan a recuperar a una banda que ha facturado música de mucha calidad, ocupando un hueco en el que hace años fueron pioneros, el Metal Progresivo, bien hecho, con detalles. Lo consiguen, pero dejando claro que la época irrepetible quedó atrás, y eso lo deberían tener bien claro la mayoría de sus seguidores. Ni ellos son los mismos ni nosotros somos los mismos, los tiempos han cambiado y mientras sigan editando discos interesantes como éste, su trabajo puede darse por más que bueno.