viernes, 1 de junio de 2018

CRÍTICA: A PERFECT CIRCLE - "Eat The Elephant" - 2018


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Hace un tiempo, apunté en la crítica sobre el único disco hasta el momento de Antemasque, que en los tiempos que corren, estábamos prácticamente esclavizados por lo inmediato, sin tiempo a paladear nada. Tenemos todo a golpe de click y somos incapaces de apreciar todo lo que tenemos, solamente nos llena cualquier luz efímera, de la cual enseguida nos olvidamos y vamos buscando la siguiente.
Por eso, en ese momento se agradecía o se trataba de entender el giro que habían dado Omar Rodríguez y Cedric Bixler-Zavala, alejados de toda aquella maravillosa locura que eran los discos de The Mars Volta.

Pero volviendo a la esencia de la anterior cuestión, no puedo dejar de pensar en el efecto contrario, en la necesidad de ralentizar el ritmo de vida, de no ir a toda pastilla en cualquier aspecto de la vida, y cómo no, que es lo que aquí nos interesa, degustar tanta buena música con el tiempo y la dedicación que se merece.

Y aquí es donde entra el nuevo disco de A Perfect Circle, que me parece una auténtica delicatessen para estos tiempos tan veloces que vivimos. Después de 14 años de la publicación de su última obra, el disco de versiones “Emotive” y 15 años de sus últimas canciones originales en el álbum “Thirteen Step”, y tras su reunión a principios de la presente década, por fin, Maynard James Keenan ha dejado aparcados (por el momento) sus numerosos proyectos y se ha decidido a continuar la obra de esta banda tan especial, poniéndose el mono de trabajo junto al verdadero artífice de este proyecto, que no es otro que el guitarrista Billy Howerdel, y presentarnos este emocionante “Eat The Elephant”.

De entrada, nos encontramos con que aquellos que esperen guitarrazos y canciones tan impactantes e inmediatas como aquel legendario “Judith” de su debut “Mer de Noms”, es más que probable que queden algo decepcionados. En un principio sí puede llevar a una ligera ansiedad no encontrar algo parecido a un tema tan brutal como ese, pero como he dicho desde un principio, hay que tener paciencia, encontrar el momento adecuado y adentrarse tranquilamente en el frondoso bosque que nos ofrecen A Perfect Circle en todas y cada una de sus obras.

El inicio inquietante a piano de “Eat The Elephant” no hace más que confirmar el excelente vocalista que es Maynard James Keenan, exhibiendo una capacidad exuberante para emocionarte con un tema tan íntimo, tan sensible que sencillamente te desarma por completo. Después le sigue, “Desilluisoned”, cuyo estribillo me martillea una y otra vez.  Letras ingeniosas para despertar a una sociedad adormecida, pendiente únicamente de lo que ocurre en la pantalla de su móvil (“es hora de disminuir la obsesión por el silicio/mira a tu alrededor, encuentra un camino en el silencio”). La forma en la que el productor Dave Sardy ha tratado el tema, con esa manera de caerte a plomo el estribillo (“…nos hemos vuelto…desilusionados…”)...genial.
“The Contrarian” o “The Doomed” nos traen a los A Perfect Circle más reconocibles, esos que matienen la tensión en vilo, para cortarte con una guitarra hiriente (sobre todo en “The Doomed”) y mantener el listón de ser una de las mejores bandas de rock alternativo del siglo XXI. Sin embargo, sorprenden con “So Long And Thanks For The Fish”, seguramente la pieza más comercial que jamás hayan grabado, pero eso no quiere decir que por ser más accesible sea peor, sino que es una de las mejores canciones del disco, y que sirve de homenaje a ídolos de Maynard como David Bowie, Muhammad Ali, Carrie Fisher o Gene Wilder. Sí, es pop, pero está muy bien ejecutado. Podéis revisar el vídeo de su actuación en el programa de Jimmy Kimmel interpretando esta canción, con esa puesta en escena tan original como impactante, con Maynard cantando sobre la tarima donde se supone que debería ir la batería, con ese aura tan místico que desprende.

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A partir de aquí se suceden una serie de canciones en las cuales prácticamente no decae el nivel, como "Talk Talk", claramente deudora del sonido de su debut “Mer de Noms”, con una letra que habla claramente de vencer a la apatía y a esa dejadez que permite que los demás piensen y actúen por ti (“Don’t be the problem, be the solution”). En la tremenda “By and Down The River” queda demostrada la tremenda influencia que han tenido bandas como The Cure en Billy Howerdel a la hora de tocar la guitarra y qué decir de Maynard….qué maravilla de cantante. No sólo capta tu atención con esa sensibilidad y ese sentido de la melodía tan grande que tiene, sino que se atreve con cualquier registro. Escuchad “Delicious”, que no hace más que justificar el título de la canción, porque es precisamente eso, una delicia. Capaz de emocionarte, relajarte y de agarrarte por la pechera para dejarte sin habla. A mí, dicha canción me recuerda a The Who, por esa mezcolanza tan equilibrada entre guitarras eléctricas y acústicas. Vuelve a reinventarse (otra vez) con “Hourglass”, con ese bajo tan penetrante y ese uso de música electrónica que suena tan fresco…¿y qué me decís de la línea vocal? Maynard hace saltar todo por los aires y sale totalmente victorioso, al igual que en la final y totalmente experimental “Get The Led Out”.

Mención aparte tiene el batería Jeff Friedl, omnipresente en la mayoría de cortes del disco, con una batería muy marcada y con un toque muy, muy espontáneo y original en cortes íntimos como la inicial “Eat The Elephant”.

En definitiva, un disco que es el clásico ejemplar que crece con cada escucha, con mil y un detalles para degustar lentamente, adentrándose en él poco a poco, sin prisa, con la pausa y atención que merece.

lunes, 22 de mayo de 2017

OPINIÓN: Chris Cornell (1964 - 2017)

Tristemente, ayer nos despertamos con una de las noticias más impactantes en el mundo del Rock de los últimos años, la repentina muerte de Chris Cornell. No deja de ser todo un shock que un músico muera repentinamente,  y más cuando parece que ha sido un suicidio, para más inri (y supuestamente) provocado por el efecto de la medicación que estaba tomando para la ansiedad.

En un principio, aunque sus canciones nunca habían sido la alegría de la huerta, siempre se había considerado a Cornell como un músico alejado de toda la decadencia extrema que vivieron músicos de su generación como Kurt Cobain, Layne Staley o Scott Weiland, y que supuestamente, vivía en un estatus muy cómodo, siempre muy activo artísticamente, tanto con su banda original, Soundgarden, como con proyectos como Audioslave o su fructífera carrera en solitario...¡¡si hasta había participado en la banda sonora de una de las películas de James Bond!! De hecho, había reunido hace unos años a Soundgarden con los que había girado regularmente e incluso editado un disco en 2012. Es más, no sólo estaba ahora mismo de gira, sino que las noticias eran que iban a meterse en estudio inmediatamente para editar un nuevo disco en 2018.

Yo, al igual que muchos de vosotros, me eché las manos a la cabeza en cuanto supe de la noticia. Ni falta hace decir el talento y la voz que tenía Chris Cornell, respetado en el negocio musical como una de las voces más impresionantes que ha habido en el mundo del Rock. He pasado muchas horas de mi vida escuchando obras capitales como "Badmotorfinger", "Temple of The Dog" o "Superunknown" y viví con intensidad los pasos que daba en Audioslave. Incluso pude verle con una resaca enorme teloneando con Soundgarden a Metallica en el estadio de La Peineta a mediados de los 90.

Recuerdo la primera vez que escuché a Soundgarden, obviamente, en plena eclosión de todo el rock alternativo. Fue en el programa Clip Clap Video que había en la 2 allá por 1991 o 1992. Un programa que emitían a primera hora de la mañana, justo antes de partir al instituto. Programaron "Jesus Christ Pose" y ni que decir tiene que uno quedó anonadado de tanto poderío sonoro y visual. Esa imagen de Cornell descamisado ocupando toda la pantalla, esa voz al límite...que canción más brutal. Un amigo mío tenía el vinilo de "Badmotorfinger" y ante la insistencia de otro amigo, se lo pedí prestado. Y ahí estaban todas esas joyas..."Rusty Cage", "Slave & Bulldozers", "Jesus Christ Pose", "Face Pollution", "Searching With My Good Eye Closed"...y sobre todo "Outshined". Siempre fue mi canción favorita de Soundgarden. Recuerdo, inútil de mí, martirizar a mi familia y mis vecinos cantando (berreando) dicha canción entre las cuatro paredes de mi habitación.


Poco después editaron su catapulta al estrellato máximo, "Superunknown". De nuevo, uno quedó prendado ante el televisor viendo el clip de "Spoonman". Luego editaron "Black Hole Sun" como single y ahí ya estaban en boca de todos. Recuerdo en ese tiempo estar haciendo el servicio militar y hasta el más gañán del cuartel canturreaba la canción. Tuve una obsesión muy enfermiza con dicho álbum porque cada vez que lo escuchaba me quedaba prendado de una canción distinta. Un día era "My Wave", otro día era "Fresh Tendrills" y luego cambiaba de opinión y me volcaba con "Fell On Black Days". Y desde luego, su siguiente obra fue una despedida perfecta para una discografía que nos había hecho ver una evolución en su música ejemplar, con el brillante "Down on the Upside", un álbum con el que sin perder un ápice de su esencia y de sonar a Soundgarden por los cuatro costados, experimentaron saliendo muy bien del paso. Recordad sino esas mandolinas en plan punk de "Ty Cobb" o esa intensidad contenida que simplemente te hacía flotar en una nube al escuchar temas como "Tighter & Tighter".

Después de eso, comenzó una carrera en solitario, con un Cornell totalmente alejado de las guitarras y sonando mucho más calmado y maduro, pero con una maestría compositiva fuera de toda duda, como demostró en la edición de su primer disco "Euphoria Morning". Un Cornell pausado, maduro e incluso romántico, que no estaba del todo alejado de lo que ya demostró anteriormente en los temas más sentimentales de esa maravilla que grabó junto con colegas de Pearl Jam como homenaje a su amigo Andrew Wood, bajo el nombre de Temple Of The Dog (¿el mejor álbum salido de Seattle en esos años?). Quizás los fans más acérrimos echaban de menos aquellos aullidos totalmente sobrenaturales de "Birth Ritual" o "Jesus Christ Pose", pero aunque la propuesta era totalmente distinta, la calidad y sobre todo esa maravillosa voz seguía siendo capaz de estremecerte.



Y llegado el nuevo milenio, llegaron Audioslave, que un principio no éramos los pocos los que dudábamos de que aquella propuesta fuera a llegar a buen puerto, quizás pensando (erróneamente) en que Chris Cornell comenzara a frasear como un MC cualquiera  e imitara consignas izquierdistas a lo Zack de la Rocha. Pero en cuanto Cornell comenzó a levantar la voz después de tanto tiempo echándolo de menos en ese registro, no hubo dudas...la cosa funcionó. "Audioslave" fue editado en 2002 y aunque quizás el disco pecara de ser un tanto largo, no hay que negar que contenía temazos como "Show Me How To Live", "Cochise" o "Like A Stone". De hecho, la base rítmica tan funk de los antiguos RATM le venía de perlas para la poderosa voz de Cornell, que tenía bastantes matices para coquetear con la música negra, como así sucedió con su tercer y último disco "Revelations" (escuchad por ejemplo "Original Fire", "Broken City" o "One And The Same"). A pesar de que la mayor atención mediática y las ventas se las llevó el debut de Audioslave, yo siempre vi más asentada a la banda musicalmente en sus obras posteriores, encontrando finalmente su sonido. En el primer disco encontraba diferencias muy notables entre unos temas y otros, como si se notara demasiado si unos temas venían más de la vertiente de los RATM y otros los había compuesto Cornell en su totalidad. "Out of Exile" es para mi gusto su álbum más consistente y  en el que ellos se encontraron más cómodos. El sutil toque soul o funk de "Revelations" fue de lo más interesante. No sé si habrían llegado a algo más, pero ese último giro creo que hablaba por sí solo de la capacidad de unos músicos por no quedarse estancados.

Audioslave después de ese último álbum tomaron caminos diferentes y Cornell siguió con su carrera en solitario con un álbum flojo como "Carry On", que aunque tenía alguna canción interesante, tuvo un giro demasiado comercial que no convenció a mucha gente, y que desde luego palidecía al lado de "Euphoria Morning". Y después de esto, editó el vergonzoso "Scream" en un ridículo intento de Cornell por llegar al público más joven coqueteando incluso con pseudo-música de baile y rodeado de productores cool que nada tenían que ver con su carrera.

Después de esto, volvió a reunir a Soundgarden y llevaban girando unos cuantos años, e incluso editaron en 2012 el recomendable (a pesar de lo que digan algunos fans) "King Animal". Ok, no estábamos ante el nuevo "Badmotorfinger" ni "Superunknown", ni incluso se le acercaba a "Down On The Upside", pero yo disfruté muchísimo de temas como "Blood on The Valley Floor", "By Crooked Steps" o "Non-State Actor", que aparte de mantener con dignidad el legado de la banda, eran buenos temas.

Como he comentado antes, estaban a punto de meterse en el estudio para grabar la continuación de "King Animal", pero desde luego todo se ha ido al garete en un giro de los acontecimientos tan trágico como sorprendente.

Descanse en paz.

martes, 25 de octubre de 2016

CRÍTICA: RIVAL SONS - "Hollow Bones" - 2016

Está más que claro que Rival Sons puede que sea la banda más en forma dentro de lo que se llama Hard Rock o Classic Rock. Una banda contemporánea, que ha crecido a cada paso que ha dado y que ha conseguido ganarse una sólida base de fans que acude a sus conciertos. Se ganó sobre todo a la crítica, que los encumbró sobre todo en UK, lejos de su USA natal. Acusados en sus inicios de ser una banda revival o incluso de sonar en demasía a los clásicos del género (Led Zeppelin y Free principalmente e incluso a The Doors) puede que por fin con "Hollow Bones" hayan encontrado su propio sonido. Las influencias de siempre siguen ahí, pero está claro que las canciones ya dejaron de ser un copia-pega del cancionero zeppeliano, añadiendo una producción un tanto más moderna y que no tiene un guiño al pasado tan descarado, cosa que empezó ya a materializarse con su anterior y magnifico trabajo "Great Western Valkyrie". Quizás su anterior trabajo fuera más completo, mejor e impactara más, pero creo que con "Hollow Bones" han terminado por sellar su música con su propia personalidad.

Suenan más actuales e incluso lisérgicos en temas como "Thundering Voices", con ese hipnótico y etéreo estribillo, el cual flota en tu cabeza después de un poderoso riff y con  el vocalista Jay Buchanan poniendo todo patas arriba. Cortes más clásicos y enérgicos como "Baby Boy" y la inicial "Hollow Bones Pt.1" no hacen más que confirmar la compenetración de una banda que cuenta con un Scott Holliday a la guitarra, que se adapta con una facilidad pasmosa a diversos registros, teniendo en su haber numerosos trucos, licks y riffs como para llenar él solo las pistas del estudio de grabación. Me encanta esa guitarra llena de ecos, sonando moderna y añeja a la vez. Y eso se puede comprobar en la que quizás sea mi canción favorita del álbum, la tremebunda "Pretty Face", que suena misteriosa, desgarradora y poderosa. Me recuerda a unos Jefferson Airplane totalmente anfetaminados. Con Holliday calculando el momento justo en que la guitarra debe sonar comedida y en la que aventuras que es lo que va a suceder a continuación, y simplemente es que en el estribillo te abre en canal. Lo misma sensación me produce escuchar a la base rítmica en la balada de corte blues "Fade Out", donde concretamente Mike Miley emula a John Bonham con esos redobles aportando el dramatismo e intensidad que el tema requiere en su parte final. "Black Coffee" no deja de ser una excelente versión del clásico de Humble Pie, pero que quizás desentone un poco en el contexto del álbum. Me hubiera gustado que hubieran puesto en su lugar algún tema propio más, ya que el álbum es un tanto corto (9 canciones) como para andar incluyendo versiones. En "Tied Up" sacan a relucir su vena soulera más negroide y oscura.  Buchanan como siempre, incomensurable. Manejando los tiempos a su antojo. Entonando perfectamente con esa voz vigorosa llena de alma. Y donde ya se sale es en la épica "Hollow Bones Pt. 2" donde hace de todo. Un tema que es el mejor ejemplo de a dónde están llevando Rival Sons su propio sonido, cogiendo sus clásicas influencias y llevándolas un poco más allá, sonando directos y sugerentes a la vez, con los músicos sacando lo mejor de sí mismos, cobrando especial importancia el bajo de Dave Beste que dirige toda la canción. Y Buchanan...qué decir de uno de los mejores vocalistas que hay actualmente. Es tremenda la seguridad con la que canta el tipo, sonando suave y susurrando mientras mantiene la intensidad de la canción, luego te levanta con esa firmeza y arrogancia en su voz...tremendo.



Rival Sons se confirma como una de los grupos más importantes del Classic Rock, aportando aire fresco y renovando una escena que en los tiempos que corren, totalmente copada por reuniones de bandas gloriosas de hace 20 o 30 años, es de agradecer. Y más, si como es el caso, tratan de encontar su propio sonido.


viernes, 3 de junio de 2016

"BLUE SUEDE SHOES"...¿La original de Carl Perkins o la versión de Elvis?

Mi hijo mayor de 5 años está obsesionado con el Rock N Roll de los años 50. Concretamente no para de pedir una y otra vez que le pongamos en el coche el recopilatorio "Shake, Rattle & Roll". Un maravilloso artefacto que contiene prácticamente todos esos primigenios hits que han sido la base de todo lo que se conoce hoy en día como Rock N' Roll. Están prácticamente todos los grandes del género: Bill Haley, Eddie Cochran, Jerry Lee Lewis, Little Richard, Buddy Hollie, Gene Vincent, Fats Domino, Wilson Picket, Roy Orbison, Chuck Berry, Carl Perkins, etc. Y sí, cómo no, también Elvis Presley, que es representado con dos de sus primerizas joyas como "Good Rockin' Tonight" y "That's All Right", antes de que los "Heartbreak Hotel", "Love Me Tender" o "Blue Suede Shoes" de turno le convirtieran en leyenda.

Principalmente compré en su día este recopilatorio, porque quería aglutinar en un solo disco las canciones más clásicas de esos años, y éste me parecía con diferencia el más completo. Yo disfruto el disco sobre todo con sus canciones más famosas, todas las de los artistas que he mencionado antes, pero mi hijo está realmente volcado con el resto del disco, con canciones que han pasado mucho más desapercibidas en la memoria colectiva y que contienen canciones de gente perdida en el túnel del tiempo como Jimmy Jones, Jhonny Tillots o Jack Scott. ¡¡El tío se las sabe todas!! Y no sólo eso, es que sus favoritas suelen ser esas canciones poco conocidas, es realmente curioso. El disco está en un bucle constante en el coche, tanto que es más que probable que todas esas canciones (y eso espero) nos han marcado a fuego a toda la familia como la banda sonora de un determinado momento de nuestras vidas.

Carl Perkins
Mi hijo está tan habituado a estas canciones, que por ejemplo no concibe que haya otras versiones de esas mismas canciones. Lo digo porque tiene tan marcada "Blue Suede Shoes", que es original de Carl Perkins, que el día que le puse la versión de Elvis Presley, aquello fue prácticamente un sacrilegio para él. No la soportaba porque decía que la canción iba muy deprisa. Y es así. El huracán Elvis era de tal envergadura, que todo lo que pasaba por sus manos directamente se lo apropiaba para sí mismo y el resultado era como si hubiera pasado un ciclón por encima tuya. Y es exactamente lo que hace Elvis en esta canción. La original de Carl Perkins, más pausada y con claras raíces del country, tuvo un enorme éxito en 1955 y alcanzó el número 1 en el Billboard Hot 100. Digamos que la canción es más jugosa, la típica que está diseñada para escucharla saboreando todos los detalles. Sorprende, que con la producción de la época (y con las remasterizaciones posteriores, todo hay que decirlo) la canción sea tan rica en detalles y matices.

El Rey
 Curiosamente, Elvis la grabó casi un año después, y por respeto a Perkins, no decidió editarla como single, para que Perkins pudiera disfrutar del éxito de su propio tema, pero está claro que la versión que ha trascendido siempre es la de Elvis. Cargada de velocidad, ritmo y sobre todo con esa desbordante sexualidad que escandalizó a la sociedad más conservadora de la época. Poco puedo decir, pero la irrupción de Elvis supuso todo un terremoto en la américa más puritana. Y la imagen, no menos importante, complemento primordial e indispensable junto a esa presencia escénica con esos provocadores movimientos. Aquello fue un shock. Y eso era sólo el principio, realmente no eran conscientes de lo que se les venía encima. La versión de Elvis puso de manifiesto que el Rock N Roll debía ser más sucio, más peligroso y sobre todo más divertido y liberador. Y para rematar tenía una banda de ensueño liderada por el legendario guitarrista Scotty Moore. Carl Perkins o Bill Halley pusieron la semilla, pero los que de verdad reventaron el panorama y elevaron al Rock N Roll como la música del diablo fueron Jerry Lee Lewis, Gene Vincent, Eddie Cochran y sobre todo Little Richard o Elvis Presley. Estos son los que pusieron a la juventud de la época como motos.

viernes, 20 de mayo de 2016

CRÍTICA: IGGY POP - "Post Pop Depression" (2016)

La unión de dos iconos del Rock como Josh Homme e Iggy Pop está dando que hablar, porque es un hecho que ha sido, aparte de una agradable sorpresa por la unión en sí, una vuelta de tuerca y un soplo de aire fresco que ha ventilado la carrera de Iggy, que quizás haya estado demasiado tiempo centrado últimamente con las distintas reencarnaciones de los Stooges (ya sea como The Stooges a secas o como Iggy & The Stooges). Por no hablar de su carrera en solitario, tristemente estancada con discos poco inspirados, basados en canciones francesas de autor y alejado en todo momento del lado más rockero de Iggy que todos conocemos. Eso sí, en directo seguía siendo la misma bestia de siempre, aquella que desafiaba al paso del tiempo y se reafirmaba ante nuevas promesas como que él era, es y será un huracán encima de un escenario.

Con la colaboración de Josh Homme ha recuperado la inspiración, y no haciendo un disco guitarrero que esté totalmente en la onda de los Stooges o de sus discos más rockeros. Ha bajado las revoluciones, pero sin perder ningún ápice de interés e intensidad, aprovechando al máximo su grave voz, dotando de un ambiente lúgubre y siniestro muchas de sus canciones, y tocando el lado más vanguardista del pop en otras tantas. Iggy Pop no es un vocalista muy dotado, pero hay que reconocer que aquí su tono de barítono saca las canciones con nota, e incluso dotando de garra canciones acústicas como "Vulture". No recuerdo en los últimos tiempos una canción tan pegadiza y radiable en el repertorio de Iggy Pop como "Gardenia", esa joya inspirada a partes iguales entre los Smiths (esa guitarra de Homme acentuando el efecto del trémolo como Jhonny Marr en "How Soon Is Now?") y David Bowie (el tono grave de la voz, esas palmas acentuando el fantástico ritmo de la canción). La influencia de David Bowie es más que evidente en este disco, porque el sonido evoca directamente a la etapa berlinesa de Pop y Bowie a finales de los 70 (de hecho, seguramente mencionada en el tema "German Days"), cuando los dos se instalaron en un apartamento del Berlín oriental, tratando de relanzar sus carreras, componiendo y alejándose de las drogas. Si este disco lo hubiese firmado el Bowie más vanguardista de los 70, me lo hubiera creído. Y voy más allá, si lo hubiese firmado Bowie mucha gente estaría hablando ahora mismo de obra maestra. Aunque también es cierto que algunas de las canciones de este corto disco (9 canciones) se decanten más por el lado de Homme que el de Pop o el de la colaboración conjunta. "American Vallhalla" es un ejemplo. Un fantástico tema, que no deja de tener a veces excesivas connotaciones con el último sonido de Queens Of Stone Age, sonido que adoro, por cierto. Se nota mucho la mano de Homme en esos coros, en el fraseo de algunas estrofas y sobre todo en el sonido. Especialmente logrado ese fantástico bajo de Dean Fertita. Firme, mugroso y penetrante. El bajo es un instrumento que personalmente encuentro muy infravalorado. Aquí, la producción de Homme le saca el máximo partido y dotando al disco de un sonido actual, nítido y que trata a las canciones con el respeto que se merece. No me gustan nada esos discos de sonido tan saturado, en el que cuesta diferenciar un instrumento de otro. Aquí todo suena desnudo, claro y perfecto. "Sunday" debería volver locos a todos los fans de bandas como Franz Ferdinand y sorprende ver a Pop encajar tan bien en un tema tan pop, y sobre todo, tan bailable. Es otra de las joyas, junto a mis favoritas "Break Into Your Heart" o "Chocolate Drops", bandas sonoras de cualquier noche decadente. Estoy seguro de que Marilyn Manson directamente mataría por tener "Break Into Your Heart", un tema que podría encajar en su última vuelta de tuerca tratando de renovar su sonido.

Se oyen rumores de que "Post Pop Depression" (fantástico título) podría ser quizás el último disco de la Iguana de Detroit. Desde luego, yo no deseo algo así, porque si algo ha demostrado Iggy Pop en todos estos años, es ser prácticamente indestructible, levantándose una y otra vez de cualquier traspiés y exhibiendo una energía que ni varios veinteañeros podrían igualar. Y si finalmente fuera el final de su carrera discográfica, no se me ocurre mejor manera de poner punto y final que con este fantástico disco. Qué coño, "Post Pop Depression" es, de largo, lo mejor que he escuchado en lo que llevamos de año.

jueves, 5 de mayo de 2016

OPINIÓN: La ¿nueva? situación de AC/DC

Está claro que este 2016 es el año de Axl Rose. Al anuncio de la gira de reunión con tres de los miembros originales de Guns N' Roses, con toda una gira por norteamérica (quien sabe si también por Europa el próximo otoño), se une la confirmación definitiva de los rumores que surgieron hace un mes, el fichaje de Axl Rose por AC/DC para terminar la gira europea, y supongo que también, el resto de gira americana que se suspendió por los problemas de salud (auditivos más bien) de Brian Johnson. La noticia, es cierto, nos ha descolocado a todos y ha dejado impresiones de todos los tipos entre los fans. Fans acérrimos, que todo hay que decirlo, se sienten engañados y estafados por Angus Young. No recuerdo yo semejante ira cuando se supo de las bajas de Phil Rudd (aunque bien es cierto, que el puesto de batería en AC/DC ha bailado en varias ocasiones) y sobre todo en la de Malcolm Young, uno de los componentes más importantes en el sonido de la banda, prácticamente vital. Tampoco nadie recuerda que el propio Brian Johnson en su día sustituyó al mismísimo Bon Scott, y que su debut, "Back In Black", es considerado uno de sus mejores discos.

Pero también hay que entender que la situación es distinta. Mientras que Brian Johnson en su día era prácticamente un desconocido, Axl Rose es todo lo contrario. Lo que mucha de esta gente no ha llegado a comprender, es que AC/DC dejó de convertirse en una banda de Rock hace mucho tiempo, para convertirse en una máquina de hacer dinero. Son negocios. Y si Angus Young no puede hacer frente a indemnizaciones millonarias con los promotores por anular unos conciertos ya firmados, va a remover Roma con Santiago para salvar los muebles. La gente a veces peca de ingenua en esto del Rock N Roll, y no se da cuenta de que el dinero mueve montañas. Puede que la idea romántica de la integridad del mundo del Rock y ser fiel a unos valores queda muy bien cuando tienes 20 años, pero no, no es lo mismo cuando la edad se ha incrementado.

Lo que sí no voy a perdonar a Angus es la fría y distante nota de "agradecimiento" a Brian Johnson. Me ha parecido de una bajeza enorme. Quizás haya rencor por su parte por considerar (yo también lo pienso así) que Brian Johnson no ha sido nada responsable con todo esto...pero despedir de una manera tan poco personal y breve al que ha sido tu cantante durante más de 35 años, como si fuera prácticamente un técnico de luces...no, no ha estado bien. Brian Johnson tiene que estar muy jodido por esto. Conozco a un amigo que en su día estuvo conduciendo la furgoneta de gira de la banda de Michael Shenker, en la cual figuraba Chris Slade, el actual batería de AC/DC, el famoso calvo bruto que aporreaba las baquetas en la época de "Thunderstruck". Según me contó mi amigo, Slade echaba pestes sobre Angus, de su tiranía...y sí, ahora entiendo todo. Eso sí, ahora Slade está comiendo de la palma de la mano de Angus Young. La pasta es la pasta.

 De todas formas, hay que reconocer que la jugada, de cara a los medios y la publicidad, ha salido perfecta. Seguramente no habrían podido elegir mejor momento para decantarse por Axl. En plena efervescencia mediática con la noticia de la reunión de Guns N' Roses, sueltan este bombazo. Eh, y musicalmente no tiene pinta de que vaya a desentonar, puede que encajen como un guante. ¿Mi opinión? Se lo podían haber ahorrado, aunque me carcome la curiosidad por ver que sale de ahí, y no digo nada si editan un disco nuevo. De todas maneras, me gustaría que Axl regresara al estudio con Slash y compañía, y dejáramos como una bonita, breve y cuantiosa aventura estos conciertos con AC/DC.

viernes, 8 de abril de 2016

CRÍTICA: THE CULT - "Hidden City" (2016)

Si alguien me dice allá por 1993, que The Cult iban a seguir publicando discos con cierta regularidad (aunque sea en intervalos de 4 o 5 años), sabiendo de antemano del difícil e inesperado carácter de Ian Astbury, más su supuesta incompatibilidad con el guitarrista Billy Duffy, no me lo creería. A lo que hay que añadir que sus publicaciones tienen calidad, no son meros trabajos que sirven de excusa para salir de gira, el verdadero sustento de su actual carrera.

The Cult cosechó un éxito moderado en la década de los 80 y primeros 90, no fueron nunca unos superventas al estilo de unos Guns N' Roses o Mötley Crüe, pero sí que tuvieron el suficiente impulso de ventas como para no ser ahora un grupo que se quedó anclado en el túnel del tiempo y cosecharon una más que sólida base de fans. Eso impulsa a que las discográficas se interesen todavía por ellos, y que sobre todo tengan siempre la libertad necesaria para hacer con su música lo que les venga en gana. Puede que en el momento que tuvieron más éxito comercial con "Sonic Temple" les marearan las discográficas con producir otro hit single en la onda de "Fire Woman". Después publicaron el que probablemente sea uno de sus trabajos más flojos ("Ceremony", 1991) y les adjudicaron un productor en la onda del sonido que se llevaba en esa época, Richie Zito. Pero a partir de ahí, y evocando a su primigenia manera de hacer las cosas, volvieron a seguir su instinto y jamás han repetido el sonido del disco anterior. Y eso es lo que han hecho siempre, sorprender al fan acérrimo, aunque ya a estas alturas no sorprende el hecho de que sean capaz de hacerlo una y otra vez. Lo sorprendente sería que no lo hicieran. Y sus últimos trabajos, son unas colecciones de canciones magníficas.

En "Hidden City" han dejado quizás la potencia y la inmediatez que atesoraban en su anterior trabajo, el alabado "Choice of Weapon". Para este disco han recuperado la profundidad y densidad que se apreciaban en sus primeros trabajos, antes de que decidiesen invertir en su vena más hard rockera. Sin embargo, no han dejado de lado esa faceta, siendo los temas que abren el álbum, como "Dark City" o "No Love Lost", su mejor ejemplo. En "G O A T" o "Avalanche of Light" escuchamos como la guitarra de Duffy  estalla de furia y Astbury se suelta la melena dejando atrás su clásico toque místico. Un toque místico que se apodera de varias canciones que nos traen de vuelta no sólo a ese espíritu oscuro y pseudogótico de sus inicios, sino a esas atmósferas envolventes que nos deleitaron en su nunca suficientemente apreciado disco homónimo de 1994 (popularmente conocido como "el disco de la cabra"). Escuchando canciones como "In Blood" o "Birds of Paradise" (tema donde el piano incorpora una intensidad melodramática que es lo que realmente el tema necesita) se comprende fácilmente por qué Robby Krieger y Ray Manzarek eligieron a Ian Astbury para reemplazar a Jim Morrison en su homenaje/tributo a The Doors llamado Riders On The Storm.  De hecho, yo también siempre lo pensé y me alegró que el resto de componentes de The Doors tuvieran las mismas sensaciones que un servidor. Su voz quizás ha perdido algo de potencia, pero ha ganado madurez y profundidad Es todavía uno de los mejores vocalistas que hay en el mundo del Rockm, a pesar de cierta holgazanería que abusa en sus conciertos. En "Dance The Night" incluso se atreven a tener un ligero toque pop, que no ha hecho otra cosa que recuerde lo buen disco que fue el proyecto de Ian Astbury en los 90, aquellos incomprendidos Holy Barbarians, cuyo único disco "Cream", quemé en aquel verano de 1996. Para mi gusto, el momento culminante del álbum es "Hinterland", un tema que aúna lo mejor de The Cult, compartiendo su espíritu innovador de mediados de los 90, con ese bajo siniestro para desembocar en un estribillo rockero con un solo de Billy Duffy que te parte en dos.

Producido una vez más por Bob Rock, al que muchos querían encasillar cuando en época de vacas gordas producía a superventas como Mötley Crüe o Metallica, y ha demostrado con creces, sobre todo con su trabajo continuo con The Cult, que puede producir discos de sonoridades distintas, añadiendo matices, evocando atmósferas, imprimiendo de siempre un robusto y limpio sonido que eleva todas las obras de los discos que produce. Sin duda, siempre ha sido uno de mis productores favoritos.